Isaías 41:10
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
Cuando eliges obedecer la voz de Dios por encima de tu temor, no estás dando un paso al vacío, estás dando un paso hacia Su promesa. Estás cruzando el Jordán, estás enfrentando al Faraón, estás derribando murallas. Lo que hoy parece un obstáculo insuperable, mañana será el testimonio que contarás con lágrimas de gratitud.
Isaías 43:2 — "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti."
Este versículo no dice "si pasas", dice "cuando pases". Es decir, obedecer a Dios no significa que no habrá desafíos, significa que no estarás solo en medio de ellos. Dios no te promete un camino sin pruebas, pero sí una presencia constante y poderosa en cada paso de tu obediencia.
Mira a Moisés: de un hombre inseguro a un libertador de naciones.
Mira a Josué: de discípulo a conquistador.
Mira a Gedeón: de temeroso a guerrero valiente.
Mira a Abraham: de incertidumbre a padre de multitudes.
Mira a Jesús en Mateo 26:39: de angustia en Getsemaní a la cruz… y de la cruz a la victoria eterna.
La obediencia siempre termina en gloria. Puede comenzar con lágrimas, con incertidumbre, con temblor en las piernas… pero siempre termina con una manifestación sobrenatural de Dios.
Romanos 8:28 — "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
Hoy Dios no está buscando a los más fuertes, ni a los más sabios, ni a los que lo tienen todo bajo control. Dios está buscando a los que se atrevan a creerle por encima de su miedo.
Muchas personas dicen amar a Dios, anhelar servirle y cumplir Su voluntad, pero al momento de dar un paso de fe… se paralizan por el miedo. No es que no crean en Dios, sino que no confían completamente en lo que Él puede hacer a través de ellos. El miedo se convierte en una barrera invisible que impide avanzar hacia la plenitud de Su propósito.
El miedo tiene muchas caras:
Este temor no siempre se nota con gritos o huida… a veces se disfraza de excusas razonables, de "no es mi tiempo", de "todavía no estoy listo", o de "eso no es para mí". Sin embargo, detrás de cada excusa hay una oportunidad divina esperando a ser obedecida.
"El miedo es la voz que intenta silenciar el propósito de Dios en tu vida."
Ejemplo: Éxodo 3:10-12 — Moisés es llamado por Dios para liberar a Israel, pero responde: "¿Quién soy yo para ir al faraón?"
Uno de los ejemplos más claros de este temor ante la voluntad de Dios es la historia de Moisés. Dios se le aparece en una zarza ardiente y le da una misión: liberar a Su pueblo de Egipto. Pero la reacción de Moisés no fue: "¡Sí, Señor, aquí estoy!", sino una lista de temores y objeciones:
¿Será que Moisés tenía temor?
Moisés tenía miedo a fallar, a no ser aceptado, a no estar preparado. Pero Dios le respondió con una promesa que atraviesa generaciones:
"Yo estaré contigo." — Éxodo 3:12
Este pasaje revela una verdad profunda: Dios no llama a los capacitados; capacita a los que llama. Cuando Dios da una instrucción, Él mismo se convierte en la garantía del resultado.
Muchos de nosotros, al igual que Moisés, tememos dar pasos grandes de fe porque miramos nuestras limitaciones en lugar de mirar el poder de Aquel que nos llamó.
2 Timoteo 1:7 — "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio."
Josué 1:9 — "Sé fuerte y valiente; no temas ni desmayes…"
2 Corintios 12:9 — "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad."
Gálatas 1:10 — "Si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo."
Cuando decides obedecer a Dios por encima de tu miedo, entras en un terreno donde ya no gobiernan tus fuerzas, sino Su poder. La obediencia es la llave que abre puertas espirituales que el temor había mantenido cerradas.
La historia bíblica está llena de hombres y mujeres que tuvieron miedo al principio, pero que al obedecer vieron la gloria de Dios manifestarse.
a. Dios confirma Su presencia en medio de tu debilidad: Éxodo 14:13-14
b. Dios abre caminos donde no los hay: Josué 3:13
c. Dios transforma tu identidad en el proceso: Jueces 6:12
d. Dios libera bendiciones que estaban retenidas: Génesis 22:18
El miedo no es más fuerte que Dios… pero puede ser más fuerte que tu fe si decides escucharlo más que a Su voz. Muchos creyentes no están atados por cadenas físicas, sino por miedos invisibles: miedo al fracaso, a no ser suficiente, a ser rechazados, a equivocarse, a salir de lo conocido.
Y aunque el miedo no proviene de Dios, Dios puede usar ese momento de temor para revelar Su poder en quienes deciden confiar.